Viernes Santo
El Viernes Santo conmemoramos los sufrimientos del Salvador en la Cruz, Su muerte y funeral. En los Matutinos, que son oficiados en el anochecer de Jueves Santo se hace la Lectura de los Doce Evangelios. Éstos son selecciones de los cuatro Evangelios que proclaman la Pasión del Salvador, comenzando con Su conversación final con los discípulos en la Cena Mística, y finalizando con su funeral en el jardín por José de Arimatea y la colocación de la guardia militar en su Tumba. Cristo soportó los sufrimientos y murió voluntariamente a causa de nuestros pecados.
En el oficio de Vísperas se conmemora la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, Su retiro de la Cruz y Su funeral.
Con el canto del Tropario: "El noble José, habiendo bajado Tu purísimo Cuerpo del Arbol...," el clero toma la Mortaja Fúnebre (un icono) de Cristo yaciendo en la Tumba (llamado 'Plaschnitsa' en ruso y 'Epitafion' en griego) desde la Santa Mesa, como si fuera el Gólgota, y lo lleva del Altar al centro de la iglesia, precedido por cirios e incienso. Es colocado sobre una tarima especial preparada que representa una tumba, y el sacerdote y todos los presentes se postran ante Él y besan las heridas descriptas, el costado atravesado y las impresiones de los clavos en las manos y los pies. El Epitafion es dejado en la iglesia por tres días, desde la tarde del Viernes, durante el Sábado hasta los primeros momentos del Domingo, en conmemoración de los tres días de entierro de Cristo.