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Anunciación de la Santísima Virgen María.



Al sexto mes luego de la aparición del Ángel a Zacarías, el mismo Arcángel Gabriel fue enviado por Dios a la ciudad de Nazaret, hacia la Santísima Virgen María, con la alegre noticia de que el Señor la había elegido para ser la Madre del Salvador del mundo.

El Ángel se apareció en la casa del recto José cuando María e

staba leyendo las Sagradas Escrituras, entró en donde Ella estaba y le dijo: “¡Regocíjate, oh, llena de gracia! (es decir, colmada de la gracia de Dios — los dones del Espíritu Santo). ¡El Señor es contigo! Bendita Tú eres entre todas las mujeres.”

María quedó desconcertada por las palabras del Ángel y se preguntaba qué significaría este recibimiento.

Pero el Ángel continuó hablándole: “No temas, María, ya que Tú has hallado gracia en Dios. Y he aquí que Tú darás a luz a un Hijo y lo llamarás Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y Su Reino no tendrá fin.”

María, confusa, le preguntó al Ángel: “¿Cómo será esto, puesto que Yo no conozco varón?”

El Ángel le contestó que todo esto se produciría por el poder del omnipotente Dios: “El Espíritu Santo vendrá sobre Ti y el Poder del Altísimo te cubrirá; por eso, lo Santo que nacerá será llamado Hijo de Dios. He aquí, tu pariente Elisabet, que no tuvo hijos hasta su avanzada edad, pronto dará a luz un hijo; porque en Dios ninguna palabra queda impotente.”

Entonces María humildemente dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase en Mí según tu palabra.”

Y el Arcángel Gabriel se alejó de Ella.


La Anunciación de la Santísima Virgen María se festeja por la Santa Iglesia Ortodoxa el 25 de marzo (7 de abril por el nuevo calendario). La fiesta de la Anunciación es una de las más Grandes Fiestas. La palabra anunciación significa: buena, alegre noticia; noticia acerca de que ha comenzado la liberación del género humano del pecado y la muerte eterna.


Tropario de la fiesta

Hoy es el principio de nuestra salvación y la manifestación del misterio eterno. El Hijo de Dios se hace hijo de una Virgen, y Gabriel anuncia la divina gracia. Por lo tanto, también nosotros clamamos con él a la Madre de Dios: ¡Regocíjate, oh, llena de gracia! el Señor es contigo.


Observación: Ver Evangelio de San Lucas 1:26-38.


(Extraído del libro "La Ley de Dios" del Protopresbítero Serafín Slovodskoy)

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