HOMILIA SOBRE EL CANON DE SAN ANDRES DE CRETA, por Su Eminencia Obispo Kirilo
Sermón del Obispo Kirilo luego de la lectura del Cánon de San Andrés de Creta
en la quinta semana de la Gran Cuaresma 2022
Queridos Hermanos y Hermanas: Hoy hemos leído el Canon de San Andrés por completo. Al hacerlo debemos tener en cuenta el alejarnos del mal y obrar el bien. En verdad, San Andrés de Creta estuvo acertado al describir los ejemplos de personas reales de las Sagradas Escrituras. Él alaba todas las obras buenas de ellos y critica el pecado, como si él mismo hubiera hecho esas malas acciones. De esta forma él nos muestra hoy en día cuál es el espíritu con el cual debemos orar y obrar: es decir, no juzgar a los demás sino a nosotros mismos. ¿Qué otro aspecto necesitamos y debemos tener en cuenta? Él a través del aislamiento y de la oración se asemejó a esos santos que hemos recordados los cuales no han estado exentos de pecados. El Profeta David, por ejemplo, cometió asesinato, sin embargo él también hizo muchas obras buenas por las cuales mostró su arrepentimiento sincero hacia Dios, volviéndose de las malas obras que había cometido. ¿Y entonces qué es lo que nos muestra San Andrés de Creta? Es que nosotros no podemos salvarnos sin las oraciones de todos los Santos que agradaron a Dios. Ellos están en algún lugar del cielo rogando por nosotros, concediéndonos, mediante su intercesión, la Gracia de Dios a nuestros corazones. Por eso, al acercarnos a las Sagradas Escrituras, debemos tener presente que su Palabra es y permanece desde siempre viva. Pues no se trata de simples palabras trascrita en un papel sino que en ella la Presencia misma del Espíritu Santo llega a nuestros corazones y colmando todo lo que nos rodea. Esta es la importancia de nuestra Fe Ortodoxa, que es una fe viva y no como las religiones de los protestantes que creen que para la Salvación basta con leer sólo la Palabra sin entender que los santos están vivos y alrededor nuestro y que nos ayudan en nuestra Salvación. De igual modo, en el caso de los Católicos Romanos también no pueden apreciar la plenitud de la historia de los Padres de la Iglesia porque, por ejemplo, en las escuelas de Sudamérica se enseña solamente la historia desde Constantinopla en adelante omitiendo la primera parte del Imperio Bizantino. Más de mil año de patrimonio cultural y religioso como ejemplo para todos los países. ¿Y por qué no lo quieren mostrar? Porque en ese momento la iglesia romana estaba unida con el Imperio Bizantino. Por eso de alguna manera eso no lo quieren mostrar y de esa manera se pierden de una Tradición viva con una Iglesia viva y la Palabra de Dios vivas y no muertas en un papel. Pues esta es la esencia que nos trasmite fielmente San Andrés de Creta. No juzgar a otros sino ver nuestra propia naturaleza caída, y de una manera viva entendiendo e imitando a esos santos. Algunos contemporáneos al no comprender la totalidad de la vida del profeta David, lo juzgan por haber matado a una persona, lo critican y dicen “pero el rey David mató, ¿cómo voy a venerarlo?”. Se focalizan en su pecado y no se dan cuenta ni llegan a comprender lo salvador de la profundidad y la sinceridad del arrepentimiento que el muestra ante Dios y ante todos. Acaso, ¿qué presidente de hoy en día muestra públicamente un arrepentimiento como mostró el profeta David, siendo rey? Ese es el espíritu con el que debemos leer las Sagradas Escrituras y en la exhortación del ejemplo de San Andrés de Creta en su Canon ya que no se trata de leer y que llegue a la mente sino al corazón. Los fariseos, por ejemplo, leían las Escrituras con la mente y trataban de cumplirlas con las palabras pero no con el espíritu porque “la palabra mata pero el Espíritu vivifica”. Cuando leemos las Sagradas Escrituras es una manera de oración, porque al leerlas los Santos se nos unen e interceden ante Dios por nosotros para que las palabras nos lleguen de la manera correcta iluminando nuestro intelecto (nous). Por eso ahora que estamos transitando por la mitad de la Gran Cuaresma continuemos con el esfuerzo en el ayuno y la oración. A veces pensamos que ya es demasiado, declinamos un poco de ayunar pero aún falta. Tratemos de hacer el esfuerzo de seguir ayunando con discernimiento, es decir de acuerdo a la edad y las fortalezas de cada uno, sin embargo la oración no tenemos que frenarla porque como dice el Apóstol Pablo debemos rezar incesantemente. La Oración de Jesús podemos rezarla en cualquier momento: mientras caminamos, trabajamos, y estamos en nuestras casas. Por eso continuemos con la práctica del ayuno y oración hasta el final de la Gran Cuaresma.
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