Jueves Santo
JUEVES SANTO
Venid, fieles, gocemos de un banquete señorial y de una mesa inmortal
en el lugar alto y con nuestras mentes elevadas, habiendo aprendido
palabras sublimes del Verbo, a Quien magnificamos
(Hirmos del canto 9° del canon del Jueves Santo)
El servicio del Jueves Santo es dedicado a la conmemoración de la Cena Mística (o Santa Cena), el lavado de los pies de los discípulos por Jesucristo, la oración de Jesucristo en el jardín de Getsemani y Su traición por Judas.
En este día nuestro Señor, en la Mística Cena, instituyó la Santa Eucaristía para que todos los fieles comulguemos de su Purísimo Cuerpo y Preciosa Sangre en cada Divina Liturgia.
El tropario del Jueves Santo describe inmejorablemente los sucesos de este día y el pensamiento que debe reinar en el alma de cada cristiano hoy: “Cuando los gloriosos apóstoles eran iluminados en la Cena, durante el lavado de los pies el impío Judas fue oscurecido con la enfermedad de la codicia, y a inicuos jueces te entregó a Ti que eres el Justo Juez. Mirad al amante de la riqueza, quien por causa de su codicia se ahorcó; huye del alma insaciable que se atrevió a tal extremo contra el Maestro. ¡Señor, quien por sobre todo eres bueno, gloria a Ti!”
En este día, por la mañana se sirve la Liturgia de San Basilio el Grande, la cual es combinada con Vísperas en conmemoración al hecho que el Señor estableció el Misterio de la Comunión durante la noche. Durante la Gran Entrada, en vez del Himno a los Querubines se canta la oración que siempre leemos antes de la Comunión: “Admíteme hoy a tu Mística Mesa, ¡oh, Hijo de Dios! Porque no revelaré este misterio a tus enemigos, no te daré un beso como Judas, sino como al ejemplo del buen ladrón, te confieso: ¡Acuérdate de mí, Señor, en Tu Reino!”.
Fuente: “La Ley de Dios”, del Protop. Serafín Slovodskoy
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