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San Marcos de Efeso



El 19 de enero / 1 febrero se conmemora a San Marco de Efeso, quien defendió la doctrina de la Ortodoxia durante el Concilio de Florencia. En el año 1439 el Papa de Roma Eugenio IV intentó que los representantes de la Iglesia Ortodoxa firmaran la Unión con Roma bajo cláusulas que contradecían las enseñanzas de la Iglesia de los primeros 1000 años de cristianismo, cláusulas que contradecían los dogmas de los Concilios Ecuménicos que se llevaron a cabo en esos primeros 1000 años en los que la Iglesia estaba unida.

Constantinopla se veía asediada por los turcos (quienes finalmente conquistaron al Imperio Bizantino en 1453). Las cláusulas de la unión implicaba que los ortodoxos eran obligados a aceptar la supremacía del Papa de Roma por sobre los demás Patriarcas de Oriente (cuando en los primeros 1000 años de cristianismo en los que la Iglesia estaba unida, no existió tal enseñanza sino que los cinco patriarcas – de Constantinopla, Roma, Jerusalén, Alejandría y Antioqía – eran iguales entre sí). Eran también obligados a aceptar la enseñanza latina del filioque y a reconocer el dogma latino de la Procesión del Espíritu Santo, en el sentido de Su Existencia, a partir de las Dos Hipóstasis. Como describe el Archimandrita Ambrosio Pogodin: “Entonces los Ortodoxos fueron obligados a declarar que el “filioque”, como una adición dentro del Símbolo de la Fe, siempre había sido un acto canónico y bendito. Sólo con esto se redujeron a la nada todas las objeciones de los griegos desde la época del Patriarca Fotios, así como las obras de San Marcos de Éfeso y las prohibiciones de cambiar el Símbolo de la Fe que se habían hecho en el Tercer y Cuarto Concilios Ecuménicos. También hay que tener en cuenta que no todos los Papas romanos habían aprobado el filioque, y varios habían considerado su introducción en el Símbolo de la Fe completamente anticanónica. Pero ahora todo esto se había olvidado… Además, se exigió a los ortodoxos que aceptaran la enseñanza latina sobre la consagración de los Santos Dones y renunciaran a la suya propia, tal como se expresaba en la ejecución de la Divina Liturgia de la Iglesia Oriental… Los ortodoxos también se vieron obligados a reconocer la enseñanza acerca del purgatorio…” (en la Iglesia Romana la teoría del purgatorio expresa que luego de la muerte la persona sufre como una pena temporal para purgar pecados cometidos en vida. Pero tal enseñanza no existió en los primeros 1000 años de cristianismo y es una enseñanza que la Iglesia Ortodoxa no acepta. La Iglesia Ortodoxa reza por el alma del fallecido y la oración de la Iglesia es la que hace descender la misericordia de Dios sobre el fallecido para el perdón de sus pecados).


El Archimandrita Ambrosio continúa describiendo: “Administrativamente hablando, firmó toda la Iglesia Ortodoxa: El emperador Juan, los metropolitanos y representantes de los patriarcas orientales, el metropolitano de Kiev Isidoro y el obispo ruso Abraham. Sólo un jerarca no firmó. Sería superfluo mencionar su nombre: San Marcos de Éfeso. … Este hombre representaba en sí mismo a toda la Iglesia Ortodoxa. Era un gigante de gigantes, que llevaba en sí toda la santidad de la Ortodoxia y todo su poder. Y por eso, cuando al Papa Eugenio sus cardenales le mostraron solemnemente el Acta de Unión, firmada por todos los delegados griegos, dijo, al no encontrar en ella la firma de San Marcos: "Y así no hemos conseguido nada" (porque para que haya consenso tiene que haber la aprobación de todos los obispos).

Así, San Marcos de Efeso se lo considera junto a San Fotios y San Gregorio Palamas como defensor de la Ortodoxia.



Troparion - Tono 4

Por tu profesión de fe, oh alabado Marcos / la Iglesia te ha encontrado como un zelote de la verdad. / Luchaste por la enseñanza de los Padres; / derribaste las tinieblas del orgullo jactancioso. / ¡Intercede ante Cristo Dios para que conceda el perdón a quienes te honran!





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